martes, 15 de septiembre de 2009

Vacaciones Agosto 2009

Este verano hemos ido a Alemania toda la familia, mi mujer y mis dos hijos, en sidecar. La idea básica era hacer un recorrido por el Rin, visitar Legoland i bajar hasta el castillo de Luis II de Baviera (Neuschwanstein). Estos lugares nos marcaron el recorrido. El viaje de ida lo hicimos en tren. Se trata de un tren -DB Autozug.de- que carga vehículos y pasajeros en el sur de Francia (Narbona) con destino Alemania (Frankfurt o Berlín).

Partimos el día 17 de Manresa en dirección Narbona con nervios y un poco de temor pues lanzarse a esta aventura con los niños, de 3 y 5 años, da un poco de respeto. Pasada la experiencia he de decir que infravaloramos la capacidad en todos los sentidos de los niños. Bien, como he dicho nos plantamos en Narbona sin más incidencia que el excesivo calor para embarcar al mediodía en el tren. Creo que esta es una opción muy válida para sacarse de encima los kilómetros de desgaste y aburrida autopista. El viaje se hizo un tanto pesado porque tuvimos que compartir nuestro compartimiento con un matrimonio de mediana edad. Esto no me va a pasar más y en la siguiente aventurita reservaré todo el compartimiento. De madrugada llegamos a nuestro destino, Neu- Isenburg (por debajo de Frankfurt). Aquí realmente iniciamos la ruta. Entramos en Wiesbaden y de ahí nos dirigimos a Rüdesheim. Desde aquí iniciamos una bonita ruta siguiendo la orilla del Rin encontrándonos sucesivos pueblos y castillos a cual más encantador. Pero quien mucho abarca… y con niños ya se sabe. Llegamos a Koblenz a una hora prudencial y nos dirigimos al Hotel und Gasthaus Berghof donde dormiríamos dos noches. La primera semana de viaje tenía hechas todas las reservas por Internet, la segunda semana lo dejé más a la aventura.

Al día siguiente quisimos visitar Koblenz y lo hicimos en autobús para descansar de side y creo que realmente también es más práctico. Nos pateamos todo el centro, la famosa “esquina alemana” y otros puntos de interés hasta acabar en el puto consumismo.

Al día siguiente abandonamos la bonita Koblenz para hacer en sentido inverso nuestro camino por la otra orilla del Rin. Hicimos alguna visita y otras tantas paradas técnicas pero hay que avanzar. Hoy tenemos que dormir entre Mannheim y Heildelberg en uno de los pocos Formula1 que hay en Alemania. Es un día de transición para acercarnos a LEGOLAND, pero me hierve la sangre cuando dejo atrás el desvío del circuito de Hockenheim. Después de mucho calor, bastantes kilómetros y la ayuda de un camionero con su GPS para localizar el hotel finalizamos la jornada de side. Estábamos solo a 12 Km. de Heildelberg pero no me apetecía visitar la ciudad con él y yo con las circunvalaciones y el anochecer cerca soy peligroso. Así que visitamos un poco por encima la ciudad utilizando el transporte público. ¡Dios! Si aquí funcionase como un reloj como en Alemania otro gallo cantaría. Heildelberg es una ciudad encantadora. Lástima que sólo pudimos hacer una visita relámpago pero por Internet no encontré ningún alojamiento asequible y al final me decante por lo barato y conocido como es el Formula 1 aunque su ubicación era patética.

Viernes 21 y hoy nos vamos a LEGOLAND -www.legoland.de- en Günzburg. Es básicamente un parque de atracciones hecho con piezas de Lego. Es un día para que disfruten los niños. Amanece lluvioso pero partimos temprano y casi sin proponérnoslo nos plantamos en Sinsheim. La visita al museo de Sinsheim -www.technik-museum.de- la tenía prevista pero en función un poco de cómo fueran las cosas. La imagen imponente de sus dos Concord suspendidos en el aire vistos desde el extrarradio de la ciudad ya te da una idea de lo que ahí dentro se cuece. ¡Impresionante!

Reanudamos el camino con destino a LEGOLAND y nos plantamos frente a sus puertas a las seis de la tarde. Sopesamos la idea de dejar la visita para la mañana siguiente pero a ver quien es el guapo que convence a los niños. En la oficina de información recogí las entradas y la reserva del hotel que ya había contratado –www.LEGOLANDtours.de-.

La visita se nos hizo corta pero que se le va a hacer. Cerró el parque empezando a llover y llegamos al hotel a unos pocos kilómetros de distancia bajo una intensa lluvia.

A la mañana siguiente toca hacer kilómetros para llegar a Schwangau donde nos hospedaríamos en un maravilloso hotel a los pies del castillo Neuschwanstein. La ruta se hizo con lluvia y deslució un recorrido que tenía que haber sido atractivo. Llegamos a Schwangau y no daba con el hotel hasta que me indicaron que tenía que acceder por el camino cuya circulación está prohibida y por donde todos los visitantes de Neuschwanstein han de hacerlo a pie o en unos carros tirados por caballos –no va a ser por eurodiputados claro-. Pues ya nos ves a la familia telerín subiendo con el side entre los numerosos turistas y los conductores de los carros maldiciéndonos los huesos. Una vez a sitio nos dieron un cartelito a modo de autorización para desplazarnos por este tramo sin riesgo a ser linchados. El Schlossrestaurant Neuschwanstein lo encontré por casualidad consultando la oficina de información y lugar donde se compran los tickets para la visita de los castillos Neuschwanstein y Hohenschwangau. Es originariamente el lugar donde dormían los trabajadores que participaron en la construcción del castillo y con el paso de los años se ha convertido básicamente en restaurante. Creo que solo tiene nueve habitaciones. Y si a las 18h cierran el castillo, a las 19h ya no hay ni un alma por ahí arriba. Solo con deciros que en el hotel te dan la llave para su acceso dado que finalizado el ajetreo del restaurante ya no hay ninguna actividad en el mismo. Por la noche sobre las 22h (y eso en Alemania es mucha noche) tuve curiosidad de acercarme hasta el castillo. No pude resistir el hecho de estar alojado a 100m y no disfrutar de ese privilegio. Anduve cuesta arriba arropado por las copas de los árboles que se mecían a mis pasos, revueltos aún por la brisa húmeda de la tormenta de la tarde. Cámara en mano iba avanzando aunque los ruidos de la noche me infundían cierto temor. Un movimiento furtivo se produce cuando advierto la presencia de un zorro ante mí. ¡No, os lo juro! No me cagué encima pero un apretón del esfínter si que sentí. Hice un par de fotos y me volví. Otro año que repita quizás subiré con una botella de absenta y charlaré con Luís II, a ver si saco en claro si se suicidó en el lago o lo ahogaron. Y de paso también igual se sincera y me explica si su obcecación con Wagner era solo a nivel artístico o había algo más de por medio.

Sigamos y perdón por la parrafada pero uno tiene dotes de escritor frustrado. El fin de semana pues lo dedicamos a la visita de los dos castillos y también estuvimos en Fussen ya que a parte de su atractivo hacían una fiesta medieval.

El lunes 24 nos marchamos con la intención de rodear el lago Constanza por el lado suizo hasta llegar a Schaffhausen donde hay las cataratas del Rin. Para este día ya no tengo el alojamiento reservado y la ruta diaria se hace un poco sobre la marcha. La subida la hicimos en tren pero la bajada vamos a hacerla con el side de forma escalonada. La ruta de ese día fue pesada, calurosa y muy desaprovechada. Llegamos a Schaffhausen sobre las 19h y las cataratas pues sí, están bien, pero vamos…Las 20h y mi mujer que quiere entrar en Francia para encontrar un Etap o Formula1. Pero a mí se me hace grande y opto por coger alojamiento en el primer hotel que veamos. Bueno pues el primero que vimos fue una habitación sobre un bar pakistaní que cogimos a regañadientes más caro que el hotelito del castillo y cutre donde no te lo puedas imaginar. Pero es que a esas horas en Alemania es chungo encontrar algo teniendo en cuenta que esa gente entre las 18-19h ya han cenado.

Al día siguiente hice la tontería –y en eso soy especialista- de una vez entrado en Francia no ir por autopista, por lo de que es aburrida, así vemos el país, etc. ¡Y una mierda! En Francia o sabes muy bien a donde vas y porqué o es una mi…Les metí una paliza a la familia por carreteritas y además a ratos con lluvia para nada. Ese día acabamos en un Etap Hotel en Lons-Le-Saunier.

Al día siguiente aún no tuve bastante y no pisé la autopista hasta pasado Lyon. En Valence salgo y voy a buscar Crest desde donde me perderé para encontrar el famoso camping para motoristas Le Camping Moto en Montclar –www.lecampingmoto.com-. Me había hablado bien de él un motorista cuarentón llamado Leandro. He de decir que el camping muy bien, muy bien atendidos y los niños se lo pasaron en grande en la piscina. A parte no habíamos reservado y nos ofrecieron la caravana que utilizaba uno de los suyos. Así que estuvimos dos noches en una auténtica Airstream años 70. La gente muy maja, casi todos holandeses, como quienes regentan el camping. Eso sí, si pensáis pasaros el día en la piscina llevaros un libro porque sino no sois nadie.

El viernes 28 iniciamos camino de regreso a casa. Kilómetros de desgaste que una vez mentalizados y con los niños suficientemente incentivados se realizó sin mayor problema.

Para quien crea que deberían quitarme la tutela de mis hijos por suficiente salvajada (en total se han hecho unos 2.700km) he de decir en mi descargo que los niños han estado lo suficiente y necesariamente atendidos. Que han comido, dormido, jugado, disfrutado y peleado todo lo que han querido. Cada 100km -si antes no era necesario- se paraba e intentaba que un parque, un McDonald´s o un helado por decir algo les alegrara y motivara para aguantar esos kilómetros con alegría y sin quejarse. Tengo unos chicos fantásticos que son fáciles de llevar y ya de muy pequeños han vivido un poco de ajetreo que lo toman como algo natural. El pequeño por dar un ejemplo, cuando hacíamos visitas a pie y se cansaba decía: ¡venga vamos al side que estoy cansado!

Por lo que más sufría era que se pusieran enfermos y el fantasma de un accidente siempre lo llevas aunque no pienses en ello. Por descontado ya lo habíamos acordado con la mujer, que al menor contratiempo con los chicos la llevaba al primer aeropuerto que yo ya me espabilaba.

Apasionados de la moto con niños: yo he visto la luz. Apuntaros al side aunque en el camino os tengáis que dar con un canto en los dientes. ¡Ir en moto con niños es posible!

Y del cielo cayó un rayo cegador que os hará preguntar: ¿será un Dedome o un Hechard? Un Ott o un Prosidecar. O mejor un Rukko o…

1 comentario:

pedroguzzi dijo...

TE TENIAN QUE METER EN LA CARCEL.
UN ABRAZO DE LA FAMILIA GARCIA EN GUZZI Y SIDE
PETONETS DE REBECA PER A EL MAX